lunes, 9 de mayo de 2011

La Lección de Nazareno

Esta semana, en nuestra hermana provincia de Salta ocurrió un hecho muy relacionado con la actividad turística que no puede pasar desapercibido y que debe tomarse como un llamado de atención para todos los que vivimos del y con el turismo.
El domingo 8 de agosto en la localidad de Nazareno, departamento de Santa Victoria, provincia de Salta los ciudadanos votaron por el NO (573 votos contra 519 por el SI) a la apertura de una hostería que construyó el gobierno provincial con fondos del BID (Banco Interamericano de desarrollo) y que estaba lista para funcionar con todo su equipamiento con una inversión de nada menos que cuatro millones de pesos, la cual a partir de este resultado se convertirá en un albergue para jóvenes. Obviamente a partir de esta situación comenzaron los dichos del gobierno por un lado, asegurando que eso no significa un fracaso de gestión y de la OCAN (Organización de Comunidades Aborígenes de Nazareno) por el otro festejando el triunfo y declamando su repudio a todo lo occidental y al turismo “Capitalista”.
Mas allá de las repercusiones, creo que los actores relacionados con la actividad turística deberíamos prestar atención al mensaje que nos deja este rechazo rotundo. La comunidad interpreta que el turismo va a traer más problemas que beneficios y cito a los representantes de la OCAN: “ese hospedaje traería todos los males de las ciudades, Nazareno se convertiría en un pueblo como Tilcara o Iruya donde en poco tiempo llegaron males como las drogas, el alcoholismo y hasta los Hippies” y en otro párrafo sigue “…por esa razón les pedimos a las autoridades del gobierno que empiecen a realizar las consultas del consentimiento libre previo e informado a las comunidades indígenas y pueblos indígenas, herramienta de carácter jurídico para la participación efectiva de las comunidades…”. El pedido es simple y hay que escucharlo, ya es más que evidente que tenemos que comenzar a pensar seriamente en una mejor distribución de los beneficios del turismo. En este caso no alcanzó con las promesas, muy pocas veces concretadas, de un desarrollo del turismo comunitario que, desde el lado de las comunidades, es visto como un reparto de migajas mientras que las grandes porciones se las siguen llevando los intermediarios y no los verdaderos dueños de los atractivos, que son en definitiva, lo que el visitante compra y quiere conocer.
La función principal del turismo es, de acuerdo a nuestra concepción, fomentar la paz y el entendimiento entre los pueblos y para que eso se logre es necesario aprender a escuchar, tal vez escuchando antes de hacer se podrían construir albergues para jóvenes que, sin duda cuestan bastante menos que cuatro millones de pesos.
Salta está muy cerca y el comunero citado nombra a nuestra hermosa Tilcara, como un lugar transformado en algo que ya no es lo era y justamente lo que era es lo que el turista quiere ver…no vaya a ser que por no escuchar lo que dicen que quieren los dueños de nuestros bellos pueblos, las comunidades terminen perdiendo por partida doble: por un lado el patrimonio que los hizo deseables para los visitantes y por el otro, los supuestos beneficios del turismo que ya no llegarán cuando los turistas elijan otros lugares que si siguen siendo lo que eran…. Un juego de palabras para ponernos a pensar.
Ya hace unos 2000 años un Nazareno nos dió una lección sobre el respeto por El Otro, hoy una comunidad con ese nombre nos habla de lo mismo...creo que deberíamos prestarle atención.  

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